jueves, enero 24, 2008

Es curioso cómo cuando condenas a muerte a algo, viene la vida y te sorprende. A veces, no siempre, pero sí a veces.
Estoy mandando al carajo un montón de muebles viejos, los que me dejaron los antiguos dueños de mi casa, que la mayoría no valen para nada, aunque alguno sí me aguantará. El caso es que los bajo al lado del contenedor y se los lleva, previo avsio, la empresa de basuras.
Pues hoy he hecho lo mismo, he estado en ello de 8 a 10:30 de la noche y como estaba molido me he pirao a tomar una cerveza.
Pues el caso es que cuando ya volvía a casa, a eso de las 12:30 de la noche, por la calle pintores, veo a un tío a lo lejos cargando un mueble, y cuál es mi sorpresa cuando pasa a mi lado que se trataba de uno de los muebles que yo había descartado y tirado a la basura esa misma noche.
Lo que no vale para mí sí le vale a otro.
Al final siempre hay alguien más necesitado que tú.
Y ese mueble al que yo había condenado a muerte, resucita y tendrá una historia nueva en otra casa que no es la mía.
Curiosa que es la vida.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La verdad es que la vida da muchas vueltas. Es extraño que no hayas mencionado a ninguna mujer en este artículo, puesto que las relaciones vienen y van, casi igual que tus muebles.

No se me malinterprete, que ya hay bastantes ignorantes en el mundo.

1:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Juas, juas, muy bueno el comentario. Ahí te han dado, YOE.

1:38 p. m.  

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