lunes, diciembre 03, 2007

Domingo por el mediodía. Me había levantado hacía escasamente media hora, con una resaca de la polla. Me bajo al garaje para pillar el coche y...
Mi primera reacción fue llamar a mi padre y a mi hermano y decirles: "Venga, graciosillos, dónde me habéis puesto el coche".
Para entender esta frase hay que remontarse al viernes pasado cuando mi hermano me comentó que había visto mi coche (con matrícula que creía que coincidía) en Moctezuma y le había extrañado verlo allí aparcado.
En ese momento yo le contesté: "Tú estás colgao. Yo no he movido el coche del garaje".

Pues bien, ahora era domingo y el coche no estaba en su plaza. Enseguida pensé que el cabrito de mi hermano o mi padre me habían gastado una broma, pero su sorpresa me hizo darme cuenta enseguida de que no tenían ni puta idea de qué les estaba hablando.
Mi siguiente reacción fue la de llamar a la pasma, que me habían mangao mi mierda de coche con la cantidad de cochazos que había en el garaje. Y se habían tenido que ir precisamente al mío. Qué cabrones. Seguro que eran unos kinkis que necesitaban el coche pa transportar droga y con mi Billy La Bala iban a pasar más desapercibidos que con un mercedes.
Pues en esto que iba a llamar a la pasma cuando recordé que mi hermano había dicho que había visto mi coche en Moctezuma, y...

¡BINGO! Allí en la calle estaba tranquilamente aparcado.
Y entonces recuperé la memoria: El viernes por la mañana había salido con el coche y como tenía que ir al banco lo aparqué allí. El caso es que cuando salí del banco ni me acordé y volví a mi curro a patita, porque lo tenía al lado.
Y allí se había quedado mi coche, abandonado y olvidado, pobrecito, hasta el domingo, pasando frío por las noches.

Conclusión: qué malo es ser despistao y qué malas son aún todavía las resacas del domingo.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Si esto es a los 30, a los 60 ...

8:51 a. m.  

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