lunes, febrero 11, 2008

Empieza una nueva fase del juego.
Conozco el tablero, conozco las piezas y conozco el tiempo del que dispongo.
Los enemigos van a venir uno a uno, implacables, sin piedad, cada cual con su habilidad especial.
Son como animales, huelen el miedo.
Y el juego es mortal. Hay demasiado en la mesa de apuestas y tengo miedo de perderlo.

Así que la única manera de sobrevivir es no ceder, ser frío como un témpano de hielo y aprender a vivir de la forma espartana que una vez, en un lado apartado de mi mente, se descontroló hasta llevarme a un abismo. Ahora espero saber controlar mis impulsos y mi propio destino. Espero no perderme ninguna clase magistral de la vida y ser el alumno más aventajado. Una pizca de listo, otro poco de cabronazo y ningún gramo de piedad.
Esta vez toca hacerlo bien.

Otro día hablaremos del tablero de mi vida privada.