martes, marzo 25, 2008

Cómo la vida juega con uno es curioso, y el mundo de las emociones lo es más todavía.
Y el azar, o quizás el destino, hace que nosotros, partículas de polvo en el aire, vayamos girando empujados por el viento sin un rumbo muy claro, hasta que colisionamos.
Toda colisión es traumática, eso es un hecho. Pero... ¿cómo de traumática? Porque tipos de traumatismos los hay a patadas: amables, desagradables, ligeros, severos, temporales o eternos. Perpetuos como la muerte.
Y ahí voy, sin saber muy bien cómo llegué hasta donde estoy, y cuando menos me lo espero colisiono con otras partículas de polvo, y sus almas provocan en mí mil sensaciones: algunas, rechazo; la mayoría, indiferencia; otras... interés por saber qué hay más allá.
Y como la vida es muy puta cuando quiere (ya estaba tardando en soltar un taco), va y caprichosamente provoca que colisione, cuando no me lo espero y donde menos me lo espero, con un alma interesante que tiene una bella envoltura. Y como la vida sigue siendo muy puta, resulta que esa colisión tiene pinta de poder ser sólo temporal, porque las barreras del espacio que se dibujan en el tiempo futuro no son muy alentadoras.
Y al final, la puta vida, aliada con el puto paso del tiempo, acabarán logrando que se me olvidé qué fue aquello tan interesante como para llamar mi atención.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ay! chíviri! Qué estragos haces en nuestras vidas...

8:15 p. m.  

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